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Reto y oportunidad: la capacidad de espera en la persona ansiosa




En el vertiginoso mundo en el que vivimos, la paciencia parece haberse convertido en un lujo. Pero para las personas ansiosas, la capacidad de espera no solo es un desafío cotidiano, sino una fuente constante de malestar emocional.


¿Qué sucede en la mente de alguien ansioso frente a la espera?

¿Qué factores influyen en su dificultad?

¿Cómo es posible trabajar para fortalecer esta habilidad?


La ansiedad se caracteriza por una sobreestimulación del sistema nervioso y una tendencia a anticipar el futuro con preocupación, muchas veces de forma desproporcionada. Esta hiperactivación genera una sensación de urgencia constante que dificulta detenerse y esperar con tranquilidad.


1.⁠ ⁠Intolerancia a la incertidumbre

El ansioso tiende a sentirse incómodo frente a lo desconocido. No saber qué pasará le genera angustia, lo que lo impulsa a buscar respuestas o soluciones inmediatas, aunque estas no siempre sean las más adecuadas.


2.⁠ ⁠Hipervigilancia

La mente ansiosa está en constante estado de alerta, enfocándose en posibles amenazas o problemas. Esto hace que el paso del tiempo se sienta más lento, intensificando la sensación de desesperación durante la espera.


3.⁠ ⁠Pensamiento anticipatorio

El ansioso no vive en el presente; su mente suele adelantarse a los posibles resultados, generalmente negativos. Esta tendencia amplifica la necesidad de actuar rápido para evitar las situaciones que teme.


4.⁠ ⁠Sensación de urgencia emocional

El malestar que genera la espera a menudo se interpreta como un “problema” en sí mismo, lo que lleva al ansioso a reaccionar impulsivamente, tratando de aliviar esa incomodidad.


Entonces...

  • Tomamos decisiones precipitadas: soluciones rápidas que no siempre son las mejores.

  • Comenzamos a tener dificultad en las relaciones personales: la necesidad de respuestas inmediatas puede generar tensiones en los vínculos.

  • Nos sentimos frustrados cuando se trata de procesos largos: en un proyecto laboral o en un cambio personal, cualquier proceso que requiera tiempo se percibe como abrumador.


Ejercitando la capacidad de espera

La buena noticia es que la paciencia, como cualquier otra habilidad, puede desarrollarse!

Aquí te comparto algunas estrategias que pueden ayudarte:


1.⁠ ⁠Ejercita

Fortalece tu tolerancia a la incertidumbre, haz pequeños ejercicios para exponerte gradualmente a situaciones inciertas. Por ejemplo, espera unos minutos más antes de buscar una respuesta en internet o al enviar un mensaje. Estas prácticas fortalecen tu capacidad para manejar la incomodidad.


2. ⁠Cuestiónate

Cuando sientas la urgencia de actuar, pregúntate: ¿Es realmente tan urgente? o ¿Qué es lo peor que podría pasar si espero un poco más? Reestructurar estos pensamientos ayuda a reducir la presión interna.


3.⁠ ⁠Respira

La respiración profunda o la relajación muscular progresiva son herramientas poderosas para calmar el cuerpo y la mente en momentos de ansiedad.


4.⁠ ⁠Acepta

El malestar es parte del proceso, es importante comprender que la incomodidad de la espera no es un enemigo, sino una oportunidad para aprender. Aceptar esta sensación sin resistirte puede hacerla más llevadera.


Transforma la espera en crecimiento


Aunque la espera puede parecer un obstáculo insuperable para alguien ansioso, también es una invitación a trabajar en uno mismo. Desarrollar esta capacidad no solo mejora la calidad de vida, sino que también fortalece la autoconfianza y las relaciones con los demás.


Si te interesa profundizar en este tema o sientes que te cuesta ponerlo en practica te invito a que podamos conocernos a través de una entrevista y poder acompañarte en este proceso de cambio.


Psicologa Victoria Rabino

 
 
 

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©2024 Victoria Rabino

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